La memoria calidoscópica
del rechazo consumado
rememora la tez del deseo
estancado en la estirpe del
cansancio.
Laureada es el agua sinuosa
que en el trasiego linaje
de la tozuda victoria
ocupa el recinto de honor,
allá por la senda de la derrota.
La soledad del cansancio
anega los boscajes
de parrales que emborrachan
la soberbia esperanza
de querer ser
y brinda a un tiempo el silencio
que hace, de nuevo,
consumar
la humillación
en la faz del recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario