jueves, 7 de febrero de 2013

Dejar paso








En tiempos de lluvia y oscuridad
las ideas del otro mundo
que nos atormenta,
se agolpan llamando a nuestra puerta
para convocarnos
a la agonía del remordimiento...

Es ahí cuando afloran
las expresiones de la mirada
fija a ninguna parte.

Es cuando el arco iris
deja de existir para dejar paso
a las tonalidades del silencio y la soledad.




















sábado, 2 de febrero de 2013

Por qué







Por qué el silencio después...
Por qué la duda antes...
Por qué el sabor amargo siempre...
Por qué tú en mi, toda...
Por qué la vida sola...
Por qué la mente lucha...
Por qué el amor desaparece...
Por qué la mar se riza...
Por qué el azul se ennegrece...
Por qué la noche estalla...
Por qué hiela cuando amanece...
Por qué se quiere cuando se llora...
Por qué lloras, alma mía...
Por qué luchas pobre loco...
Por qué quieres si no llegas...
Por qué corres si siempre huyes...
Por qué soplas si en ti nieva...
Por qué gritas si no te oyen...
Por qué gimes si no amas...
Por qué sufres en perpetuo silencio...
Por que tú, si no hay nada...
Por qué andas cuando cae la tarde...
Por qué allí, si nunca el allí viene...
Por qué habita el calor en la montaña...
Por qué llega el dolor una noche...
Dime..., por qué.















Existencia silenciosa







En los días de la existencia silenciosa
donde pernoctan los rescoldos
visados al olvido,
limpias la excrementada cara
que rescataste del rincón de la cisterna
para dejar que corran las heces
del viento distante,
                                 de la distancia doliente,
del duelo constante,
                                    de la sinuosa y creciente
derrota penetrada en tu vista ciega.

Hueles a nada,
                         lo que queda
después de haberlo sido todo
para la soledad
que te queda por llegar...















Hace solo un momento









En las hojas del anonimato
se postran las palabras que se aferran,
rasgadas ante la duda del tiempo,
víctimas de los recuerdos
a una música, a una foto...,
a algo familiar capaz de decir
la frase que..., arrebatada,
te confirió en un pasado
la grandeza de dejarte
hace sólo un momento,
con la mirada fija en el vacío.




















El susurro del adiós








Y en cualquier lado
de ningún sitio
te llegó el susurro
del adiós definitivo...
Ahí perdiste la melodía
de tu alma... Ella
se limitó a llevársela
al rincón de la desdicha.